Catalina de Foix. Ainara Azpiazu Aduriz. Axpi

Mientras en el mundo aparecían los Médici, Maquiavelo, Leonardo da Vinci… en Navarra el Renacimiento tenía rostro de mujer. Es un período desconocido de nuestra historia, ocultado a conciencia.

Los grandes imperios de Europa, el español y el francés, nacían entre guerras, ambiciones y brutalidades. Castilla y Aragón preparaban la conquista de Navarra. En nuestra tierra, la reina Catalina se afanaba en transformar las condiciones de vida de su pueblo. Pacificó el reino, tras décadas de luchas de banderizos, agramonteses y beaumonteses, y la paz le permitió sanear los mercados de las poblaciones, la economía, la administración, la diplomacia; favoreció la cultura; instaló la imprenta… 

Los frutos de su reforma se vieron, en el siglo posterior a la invasión castellana de 1512, en la Baja Navarra, uno de los países más ricos y avanzados de Europa, que despertó la admiración de los artistas de la época. Pero Catalina pagó su fidelidad a Navarra con dolor y amargura. Murió en el exilio, con su reino vascón ocupado por el ejército castellano.